El 3 de julio marca el Día Internacional Libre de Bolsas de Plástico, una fecha que, lejos de ser solo un recordatorio simbólico, se erige como un grito de alerta. Este día nos insta a una reflexión profunda sobre el lugar que los plásticos ocupan en nuestra vida cotidiana, sobre cómo su presencia nos rodea hasta el punto de que ya no los percibimos como un riesgo, sino como una constante de nuestra existencia moderna. Sin embargo, este material, tan fundamental para nuestra vida diaria, está generando una crisis planetaria cuyas consecuencias, ya desmesuradas, parecen no tener fin. En el contexto de Cusco, esta crisis no solo afecta al medio ambiente, sino también a la economía, la cultura y el futuro mismo de la región.
Un mundo ahogado en plástico: de lo global a lo local
La producción de plásticos ha alcanzado cifras colosales: anualmente, más de 300 millones de toneladas de plásticos son fabricados en todo el mundo, de los cuales aproximadamente el 40% corresponde a productos de un solo uso, como bolsas, botellas y envases. En un estudio de la Fundación Ellen MacArthur, se predice que, de continuar con esta tendencia, en 2050 habrá más plásticos que peces en los océanos. El impacto ambiental de este material es devastador: la vida marina, que a menudo confunde los plásticos con comida, está siendo exterminada, mientras que los plásticos se descomponen en pequeñas partículas que invaden nuestros ecosistemas de manera irreversible.
En Perú, el consumo de plásticos también es alarmante. El país genera alrededor de 1.2 millones de toneladas de residuos plásticos al año, pero menos del 10% se recicla. El resto termina en vertederos, ríos y océanos, sumándose al problema global. Cusco, una de las ciudades más emblemáticas de Perú, no está exenta de esta realidad. La creciente cantidad de turistas y el aumento del consumo en la ciudad han provocado una saturación de plásticos en sus calles, mercados y zonas rurales. Desde la Plaza de Armas hasta los rincones más apartados, el plástico ha invadido cada aspecto de la vida en Cusco, convirtiéndose en una amenaza omnipresente para el futuro de la región.
La LEY N.° 30884: un avance regulatorio con obstáculos persistentes
En 2018, Perú aprobó la Ley N° 30884, que prohíbe la entrega gratuita de bolsas plásticas y promueve el uso de alternativas más ecológicas. A pesar de ser un paso importante, esta ley ha enfrentado obstáculos significativos en su implementación. Según el Ministerio del Ambiente, la ley ha logrado reducir el consumo de bolsas plásticas en aproximadamente un 30% en los primeros años de su vigencia. Sin embargo, esta cifra es solo un atisbo de lo que podría lograrse si se implementaran políticas más estrictas.
Uno de los mayores problemas radica en la falta de cumplimiento en sectores clave, como los mercados informales, que siguen utilizando plásticos de un solo uso debido a la falta de alternativas económicas viables. En Cusco, muchos comercios y pequeñas tiendas no tienen acceso a productos biodegradables o reutilizables debido a su alto costo. En la práctica, la ley solo se cumple parcialmente, y la resistencia a adoptar nuevos hábitos persiste, lo que refleja una desconexión entre las políticas públicas y la realidad cotidiana de las comunidades locales.
La realidad socioambiental: el precio de la contaminación plástica en Cusco
La paradoja que enfrenta Cusco es desgarradora. La ciudad, un tesoro mundialmente reconocido por su patrimonio cultural y natural, está siendo devastada por el plástico, que se ha infiltrado en su vida diaria de manera insostenible. En 2022, se recogieron más de 25 toneladas de residuos plásticos en la Plaza de Armas, el corazón del turismo cusqueño. La mayor parte de estos residuos proviene de productos desechables utilizados por los turistas y los habitantes locales. Este volumen de plásticos no solo es un problema estético, sino que también presenta serias amenazas para la salud pública.
Los plásticos contienen químicos tóxicos como el bisfenol A (BPA) y ftalatos, que se liberan cuando los plásticos se descomponen en el medio ambiente. Estas sustancias pueden contaminar el agua, el aire y los suelos, afectando a la biodiversidad local y poniendo en riesgo la salud de los animales, las plantas y los seres humanos. En las montañas de Cusco, que alguna vez fueron refugio de flora y fauna autóctona, la acumulación de plásticos ha alterado los ecosistemas y afectado las fuentes de agua de las que dependen las comunidades rurales.
El costo oculto del plástico: impacto económico en Cusco y sus desafíos
En términos económicos, la crisis del plástico tiene implicaciones devastadoras para Cusco. La recolección y gestión de residuos plásticos genera costos significativos para la ciudad, que debe destinar recursos importantes para mantener la limpieza urbana. Según información disponible, la Municipalidad Provincial del Cusco asignó en 2023 un presupuesto aproximado de S/ 234.5 millones para su gestión integral. Dentro de este presupuesto, el programa de "Gestión Integral de Residuos Sólidos" (PP 036) recibió una asignación de S/ 17.8 millones. Sin embargo, hasta finales de 2024, solo se había ejecutado el 44.1% de este monto, lo que refleja desafíos en la implementación efectiva de políticas ambientales en la región, una parte significativa de estos recursos destinados a la eliminación de plásticos. Si bien el reciclaje es una opción viable, Cusco carece de la infraestructura necesaria para procesar de manera efectiva los plásticos que se generan en la ciudad.
Cabe mencionar que, en abril de 2023, la Municipalidad Provincial del Cusco, en colaboración con la Agencia de Cooperación Internacional de la República de Corea (KOICA) y la Agencia Peruana de Cooperación Internacional (APCI), inició el proyecto "Establecimiento de la Gestión Integral de Residuos Sólidos y Economía Circular en la Provincia del Cusco". Este proyecto incluye la construcción de una planta de valorización de residuos sólidos orgánicos, con una inversión de 4.5 millones de dólares por parte del gobierno coreano. Dado que el 60% de las 480 toneladas de basura diarias generadas en Cusco son residuos orgánicos, este proyecto busca reducir los impactos ambientales y las emisiones de gases de efecto invernadero en la ciudad.
Más allá de los costos de limpieza, la contaminación plástica afecta al sector turístico, uno de los pilares de la economía local. Los turistas que visitan Cusco para conocer el Machu Picchu y otros sitios arqueológicos se ven desalentados por la acumulación de basura y el deterioro del entorno natural. Un informe de la Cámara de Comercio de Cusco estimó que la pérdida de turistas debido a la mala gestión de residuos podría representar una disminución del 5% en los ingresos del sector turístico, lo que equivale a una pérdida de aproximadamente 10 millones de soles al año.
Además, la falta de un sistema de reciclaje eficaz impide la creación de empleo en sectores relacionados con la economía circular. Si Cusco pudiera implementar un sistema de reciclaje y valorización de residuos plásticos, podría generar empleos verdes y reducir su dependencia del plástico virgen. Según la Asociación Peruana de Recicladores, un sistema eficiente de reciclaje podría generar hasta 15,000 empleos directos en el país, lo que podría tener un impacto positivo en la economía local de Cusco.
Propuestas para un futuro sostenible en Cusco
El Día Internacional Libre de Bolsas de Plástico no debe ser solo un recordatorio simbólico, sino un punto de partida para un cambio real y efectivo. Si Cusco quiere asegurar un futuro libre de plásticos, es necesario adoptar un enfoque integral que aborde tanto los aspectos ambientales como los económicos. Algunas de las propuestas clave para avanzar hacia un futuro más sostenible incluyen:
- Fortalecimiento de la Educación Ambiental: Las campañas de sensibilización y educación ambiental deben ser prioritarias. En Cusco, donde el turismo juega un papel crucial, es fundamental que los turistas sean conscientes del impacto que sus hábitos de consumo pueden tener en el medio ambiente. Del mismo modo, la población local debe ser educada en prácticas sostenibles de consumo y reciclaje.
- Incentivos para Alternativas Ecológicas: El gobierno debe ofrecer incentivos económicos a las pequeñas y medianas empresas que adopten soluciones ecológicas. El costo de las alternativas biodegradables o reutilizables sigue siendo un obstáculo en Cusco, y la implementación de subsidios o exenciones fiscales podría hacer que estas opciones sean más accesibles para todos.
- Mejora de la Infraestructura de Reciclaje: Cusco debe invertir en la creación de infraestructuras que faciliten la recolección, separación y reciclaje de plásticos. La creación de centros de reciclaje podría generar empleo en el sector verde, al tiempo que reduce la cantidad de residuos que terminan en vertederos o en el medio ambiente.
- Fomento de la Economía Circular: El modelo económico de Cusco debe evolucionar hacia un enfoque circular, donde los plásticos no sean simplemente desechados, sino que sean reciclados y reutilizados. Esto no solo reducirá el impacto ambiental, sino que también puede convertirse en una oportunidad económica para la ciudad.
Un llamado a la acción: el tiempo de actuar es ahora
Cusco está en una encrucijada crítica. La ciudad no solo debe enfrentar los efectos de la contaminación plástica, sino también las implicaciones económicas y sociales que esta genera. El Día Internacional Libre de Bolsas de Plástico debe ser una llamada urgente para que todas las partes involucradas —el gobierno, las empresas, los ciudadanos y los turistas— asuman su responsabilidad y trabajen juntos para erradicar esta amenaza. Si no actuamos ahora, el futuro de Cusco, de su gente y de su patrimonio cultural y natural, podría estar en serio peligro.
Dejemos que el futuro hable de acción, no de residuos.
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